El futuro para el manejo sostenible de los cultivos

En los últimos años, el número de fitosanitarios registrados disponibles ha disminuido considerablemente. Se han retirado varios principios activos a nivel europeo como propargite (el grupo 12 no existe en la nueva clasificación del Comité de Acción contra la Resistencia a los Insecticidas (IRAC)) o se ha reducido su etiqueta, como es el caso del etoxazol (grupo 10, subgrupo 10B), el fenazaquin o tebufenpirad (grupo 21, subgrupo 21A) que han perdido su uso en cítricos.

Tanto el FRAC (Comité de Acción contra la Resistencia a los Fungicidas) como el IRAC (Comité de Acción contra la Resistencia a los Insecticidas) promueven el uso responsable de los fitosanitarios para evitar en lo posible el desarrollo de resistencias. La resistencia consiste en la pérdida de sensibilidad de una población a un determinada materia activa, lo que se manifiesta cuando un producto no alcanza el nivel de control esperado de forma continua. Una población puede adquirir resistencia a través de varias vías, pero el uso inadecuado de los productos también puede conducir a una reducción en la eficacia de sus materias activas sin que ello implique que se haya desarrollado la resistencia.

Esta reducción de productos registrados con diferentes modos de acción para el control de plagas y enfermedades ha provocado el uso abusivo de los principios activos que quedan disponibles con la consiguiente disminución de su eficacia e incluso, en algunos casos, con la aparición de resistencias a los mismos.

Esta situación ha obligado a las empresas de fitosanitarios a invertir en el desarrollo de nuevos principios activos que permitan conseguir un control eficaz de las plagas con un bajo riesgo tanto de aparición de resistencias como de residuos en el fruto como son muchos productos a base de sustancias de origen natural.

Por otro lado, están los nuevos proyectos europeos que responden a las crecientes demandas de los consumidores que buscan una Europa más sostenible. El Pacto Verde Europeo, establece la manera de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro del 2020 al 2050. La estrategia “Farm To Fork” (De la Granja a la Mesa) es un elemento esencial de este Pacto Verde Europeo con un nuevo enfoque en la manera en que los europeos valoran la sostenibilidad de los alimentos que producimos y comemos.

Según los criterios y objetivos de la estrategia “Farm To Fork” (De la Granja a la Mesa), existe la necesidad urgente de  reducir tanto el  uso de plaguicidas químicos como de fertilizantes favoreciendo el  uso  de  productos de menor riesgo para el control de plagas y enfermedades. Estos productos son una solución innovadora que permite  a los agricultores de frutas y hortalizas proteger sus cultivos de forma eficaz, segura y sostenible ofreciendo al consumidor el producto de alta calidad que cumple con las exigencias actuales del mercado.

Esta clase de productos son por tanto una herramienta necesaria y cada vez más demandada por los agricultores, tanto en producciones en ecológico como en producciones convencionales donde se sigue un manejo integrado de plagas (MIP). Estos formulados permiten luchar contra la aparición de resistencias frente a las cada vez menos materias activas de origen químico permitidas por la UE sin renunciar a la eficacia en el control de plagas y enfermedades siendo por tanto una solución segura y sostenible.

Una agricultura sostenible y de calidad es posible.

Sobre los autores

Los autores del blog de IBMA España son profesionales del sector del biocontrol y miembros activos de la asociación que dedican su tiempo libre a la investigación. Estamos agradecidos de que compartan con la comunidad sus conocimientos y aprendizajes para fomentar el desarrollo sostenible y la colaboración en la industria.

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